Los Toro siempre han sido una gran familia, con muchos nombres unidos a ella, cuya historia debería contarse desde el principio. Nosotros, por una vez, haremos una excepción a la regla, empezando por Franco, el actual propietario de la bodega: viticultor de hoy, pero viticultor de antaño, es quien ha sabido transformar la bodega, llevándola de la mano y llevándola a su estado actual. Hombre de temperamento tímido, ama el silencio y la compañía de la viña, paseando siempre entre las hileras para cuidarlas constantemente. Cuando le pregunten "¿Dónde está Franco?", la respuesta será siempre la misma: "Está en la viña....." El arte del vino y de la viña le fue transmitido por su padre Mario que, junto con su tío Edoardo, aprendió a amar estos lugares cincelando los vinos con los conocimientos de antiguas generaciones.Pero fue el bisabuelo de Franco, Edoardo, quien, a principios del siglo XX, echó raíces en Novali, en el corazón del Collio Friulano: nada más llegar a esta tierra, con visión de futuro, fue capaz de comprender su verdadero potencial, y comenzó a trabajarla en una época en la que las familias campesinas cultivaban un poco de todo, haciéndose un nombre entre los entendidos de Austria, Véneto y Friuli.Y todos los demás nombres, ¡preguntará usted! Pertenecen al presente y al futuro de nuestra familia: su esposa Rosanna, el corazón de la familia (ya se sabe que son las mujeres las que llevan los pantalones....); las recién llegadas Eva, Cristina y Erika, hijas de Franco y futuras cinceladoras de sus vinos; y el tío Renato (¡excelente charcutero!), siempre dispuesto a echar una mano a su hermano Franco.