Muchas de las bodegas de referencia actuales han sido fundadas por armenios que emigraron al extranjero y regresaron para invertir sus recursos, tanto económicos como intelectuales, en su querida patria, por lo que sigue siendo muy difícil hablar de un único estilo y rostro del vino armenio. El papel de los consultores europeos, franceses e italianos, sobre todo en las grandes empresas, sigue siendo incisivo, no necesariamente en la dirección correcta. Sigue siendo frecuente el uso excesivo de la biotecnología, la madera y la filtración, hablando de las grandes empresas. No siempre es fácil reconocer el terruño y las características de las variedades de uva, por grandes que sean. Por supuesto, también existen pequeñas y medianas bodegas artesanales que producen vinos de calidad y con carácter. Entre ellas cabe destacar Zorah y Trinity Canyon Vineyards, ambas situadas en la zona de Vayotz Dzor, la más importante para la viticultura armenia.