Una historia que comenzó en 1954, cuando Emilio Fuselli, un colono de las Marcas emigrado a la Toscana de Bolgheri, compró una parcela de tierra al marqués Incisa della Rocchetta. Con el trabajo de esta tierra y una producción esencialmente agrícola, construyó la casa, fundación de la familia. Tras él, su hijo Aldo continuó el negocio ampliando las tierras e introduciendo la producción de aceite de oliva virgen extra. Pero fue Maurizio, tras una experiencia de diez años con Antinori, quien tomó las riendas de la empresa, transformándola radicalmente con la plantación exclusiva de viñedos.
La gran pasión por la tierra que le transmitió su abuelo Emilio, la búsqueda de la calidad como objetivo y el alto nivel de formación que había adquirido previamente en el campo, permitieron a Maurizio perfeccionar sus habilidades, lo que le llevó a la construcción de la bodega: pequeña, pero innovadora y funcional, diseñada para combinar la tradición genuina con las técnicas de vinificación más avanzadas. La primera añada fue en 2003 con el lanzamiento de "Emilio Primo", en honor a su abuelo que le inspiró y guió.
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