Peppucci

Fue a finales de los años 80 cuando Piero Peppucci y Luisa Giontella, en busca de un lugar en la campiña de Todi donde criar a sus hijos Elisabetta y Filippo, y poco después Agnese, en contacto con la naturaleza, llegaron casi por casualidad a Sant'Antimo. Aunque completamente abandonado, el monasterio construido por monjes benedictinos de la congregación vallombrosiana hacia la primera mitad del siglo XIII conservaba todo su encanto. No es casualidad que Renzo Pardi, en su libro "Ricerche di Architettura Religiosa Medioevale in Umbria", lo defina como uno de los asentamientos más fascinantes e interesantes de toda la arquitectura medieval de Umbría. A partir de ese momento, todos sus esfuerzos se dirigieron a sacar de nuevo a la luz aquella maravilla, convirtiéndola primero en su hogar y después, con la adquisición de los terrenos circundantes, en el centro de una nueva y mayor aventura, producir aquí sus vinos.

Procedieron entonces a plantar nuevos viñedos, seleccionando cepas autóctonas por excelencia como Grechetto di Todi, Sagrantino y Sangiovese, y cepas internacionales Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Merlot.

En 2010 se terminó de construir la nueva bodega, que ha permitido elevar aún más el nivel de calidad de los vinos producidos; un lugar donde no sólo se puede trabajar lo mejor posible, sino también tener la oportunidad de recibir a los aficionados y poder comunicar todo lo que hace que los vinos Peppucci sean lo que son. Una historia de amor, paciencia y dedicación que sigue implicando a toda la familia; Piero, Luisa, la agrónoma de la empresa, las hijas Elisabetta y Agnese como "embajadoras" y el hijo Filippo que se ocupa de la parte comercial.