Tanto David Léclapart como Alejandro Muchada se consideran vignerons y confían plenamente en el trabajo respetuoso de la viña. Desde 2011, cuando se conocieron, comparten esta inquietud por la biodinámica, por el fomento de los suelos vivos y por la trascendencia de la agricultura y el vino. Su clave reside en buscar la mejor materia prima (con la selección de sus parcelas de albariza y palomino viejo), encontrar su expresión más delicada (con su viticultura biodinámica) y preservar este valor (con una vinificación de mínima intervención).
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