En 1998, la casa familiar, construida sobre una cueva de toba en las entrañas del centro histórico de Lusciano, pacientemente restaurada según las normas técnicas, volvió a ser finalmente la bodega de la bodega. La bodega de la familia Numeroso se remonta a principios del siglo XX, y desde entonces cultiva la uva asprinio con el sistema tradicional en árbol. La tradición, que en los años sesenta se basaba en una concepción más cuantitativa de la producción, convirtió a la familia Numeroso en proveedora de la empresa Buton con un suministro de unas 100 toneladas anuales de asprinio como vino base de los famosos espumosos y brandies de moda en la época. El primer cambio fundamental se debió a la afortunada intuición de su amigo Gabriele Lovisetto, entonces director de la propia Buton, que a principios de los años setenta convenció a la familia para llevar a cabo la innovadora transformación de los viñedos a gran escala, pasando del sistema alberata al más moderno guyot o silvouz. Pero fue a finales de los setenta cuando la bodega Numeroso inició sus primeros experimentos con el asprinio espumoso, que en 1982, a la vista de los primeros resultados satisfactorios, dieron lugar a la marca "I Borboni". Fue en esta etapa cuando el carácter campesino de Nicola Numeroso se reveló en toda su obstinación y lanzó su desafío para recuperar la uva asprinio -de otro modo condenada a la extinción- hasta la aprobación de la solicitud de reconocimiento primero de IGT y finalmente, en 1993, de DOC Asprinio.
La vinificación tradicional del Asprinio se recuperó así en las cuevas, excavadas a 13 metros de profundidad bajo las casas solariegas, y únicas por su entorno especialmente adecuado para la conservación, capaz de garantizar frescor, la humedad adecuada, luz y temperatura constante durante todo el año. La decisión de devolver el proceso de producción a las instalaciones del centro histórico representa la firme intención de la familia de salvaguardar los lazos con la tradición que Asprinio requiere y a los que no pretende renunciar, a pesar de la innegable practicidad que permiten los amplios espacios abiertos del campo, pero que alterarían los ciclos y, por tanto, la tipicidad del producto.
Información sobre I Borboni