Italia es uno de los países productores de vino más influyentes de Europa. Gracias a las investigaciones arqueológicas, se ha establecido que la viticultura en Italia se remonta al siglo VIII a.C.., año de la llegada de los etruscos a los que siguieron los griegos que impulsaron su desarrollo, como confirman algunas variedades de uva italianas.strong>Italian variedades de uva que aún existen, como el Aglianico (helénico) y el Griego. Fueron, sin embargo, los romanos quienes favorecieron su distribución por todo el imperio con la introducción de innovadoras técnicas de vinificación. La caída del Imperio Romano marcó el declive del negocio, que volvió a ponerse de moda gracias a la llegada de los grandes mercaderes venecianos y florentinos, representantes de aquellas antiguas familias nobles de la época. representando a aquellas antiguas familias nobles hoy conocidas como destacados productores de vino, como Frescobaldi y Antinori, que, a partir del siglo XIII, iniciaron un floreciente comercio del vino. Posteriormente, a partir del siglo XIX, la viticultura en Italia recobró vigor gracias al impulso dado por regiones como Toscana y Piamonte, que aplicaron técnicas francesas para elaborar vinos propios como Chianti, Barolo y Barolo: Chianti, Barolo y Brunello. xtraWine presenta una colección de los mejores vinos tintos y vinos blancos del patrimonio vitivinícola italiano, ofreciendo vinos que presumen de importantes premios de Bibenda, Gambero Rosso, Veronelli y AIS. Entre los vinos destacados de xtraWine se puede elegir entre las mejores ofertas regionales de norte a sur, como: vinos de Alto Adige, vinos del Piamonte, vinos de la Toscana, vinos de Sicilia, vinos romagnoli y vinos de Apulia producidos por las bodegas más importantes como: Antinori, Marchesi Frescobaldi, Tenute Folonari, Feudi San Gregorio, Terlano, Fontanafredda, Domini Castellare di Castellina, Tasca D’Almerita, Santa Barbara, La Spinetta y Banfi. La singularidad de los vinos italianos reside en que se distinguen por su sabor, intenso pero también delicado, cálido, aterciopelado pero también estructurado, lo que los hace ideales para acompañar toda la comida: desde aperitivos a sopas, primeros platos, mariscos o postres, podrá disfrutar de su vino italiano favorito, entregándose al placer en cada sorbo.