Somos viticultores y conservamos la historia de Montello, un oasis natural a 50 km de Venecia, ciudad con la que las colinas de Treviso siempre han tenido un vínculo especial. De aquí sacaban los venecianos la madera para construir sus barcos que partían hacia países lejanos y aquí, desde el siglo XIV, estamos en Venegazzù, en la zona de Montello, a 50 km al norte de Venecia. La nuestra es una historia de hombres. Al principio fue la familia Spineda, que fue la primera en explotar la tierra, luego vino la familia Gasparini, seguida de la familia Loredan, descendientes directos de los Dogos de Venecia. Piero Loredan era un hombre carismático que, tras haber viajado a Burdeos, decidió traer a Montello nuevas variedades como Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Malbec para producir un nuevo vino, que se daría a conocer en todo el mundo. Un sueño hecho realidad, hasta el punto de que, en los años sesenta, conquistó incluso al Presidente de la República Francesa, Charles De Gaulle. En 1972, el testigo pasó a Giancarlo Palla, que aportó una contribución igualmente importante al territorio. En primer lugar, desarrollando la cultura de los vinos espumosos. Fue el primero en darse cuenta de que Montello es un lugar extraordinario no sólo para los tintos corpulentos y longevos, que sigue exaltando, sino también para los espumosos vibrantes. Así, ya en los años setenta, comenzó a elaborar un Metodo Classico gracias al asesoramiento de un técnico de la Escuela de Epernay, en Champaña. Más tarde se le unió el Prosecco espumoso, que fue de los primeros en producir y por el que luchó para obtener la DOC y luego la DOCG de Asolo. Fue Giancarlo Palla quien también luchó por el reconocimiento de Venegazzù como única subzona de la DOC, hoy comparada con un auténtico cru. A Giancarlo se unen ahora sus hijos Alberto y Lorenzo, con los que se están desarrollando nuevos caminos.