Alberto Aiello Graci es un joven de treinta y cinco años que decidió cambiar su vida después de estudiar Economía y un trabajo en Milán. Optó por volver a Sicilia y empezar una nueva profesión, la de viticultor. Desde hace casi dos años, su hermana menor, Elena, trabaja a su lado con la misma gran dedicación y pasión. Desde que se embarcó en esta nueva aventura, Alberto siempre ha tenido las ideas claras: se ha hecho cargo de viñedos de una belleza resplandeciente, cepas cultivadas mediante el sistema alberello que el tiempo, el clima y el trabajo de los viticultores han cambiado de forma. Uvas y volcán, así son los vinos de Graci, intérpretes únicos de un terruño extraordinario. La bodega es un antiguo y majestuoso palmento hábilmente restaurado por Alberto. Aquí, una parte está ocupada por la estructura de producción, mientras que otra, con bóvedas de crucería, alberga todavía los antiguos barriles y las herramientas para la producción del vino.