La fuerza de Firriato reside en haber sabido interpretar desde el principio la antigua tradición vinícola siciliana en clave moderna. Iniciada en 1984 en la campiña de Trapani, en Baglio Sorìa, la aventura de Salvatore Gaetano y su esposa Vinzia evolucionó rápidamente, llevando a la empresa a lo más alto de la calidad productiva de la isla en pocos años. Hoy, con más de tres décadas de experiencia y su hija Irene trabajando en la empresa, la filosofía no ha cambiado y se han añadido cinco más a la finca original, creando un patrimonio vitivinícola único con unas 470 hectáreas de viñedo, nada menos que 34 etiquetas y un total de 4,5 millones de botellas producidas. No obstante, la empresa siempre se proyecta hacia el futuro y la valorización del territorio, y en estos momentos, en particular, está muy centrada con sus esfuerzos en la zona del Etna.