Trabucchi d’Illasi

En los años 50, Alberto Trabucchi tomó el relevo de su madre, Maria Zamboni, en la dirección de la empresa, fundada en 1920 por su padre Marco. El Prof. Trabucchi fue profesor de generaciones de estudiantes de derecho, juez y abogado en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea de Luxemburgo, donde dio un impulso personal decisivo al reconocimiento de la eficacia directa del derecho comunitario en los Estados miembros; fue también, durante cuarenta años, alcalde de Illasi, donde con gran clarividencia supo afirmar los valores del crecimiento económico no separado de la protección del territorio. Entendió, ya en aquellos años, cómo el progreso económico no debía estar reñido con el respeto a la naturaleza y la protección de los elementos identitarios del territorio, que, a su vez, imprimen carácter a la comunidad asentada en él. Fue el creador y defensor de la aplicación a todo el territorio de Valpolicella de la denominación de origen controlada, una medida que favoreció la valorización de los vinos de Valpolicella, cuya fama perdura hasta nuestros días. Esta cultura y esta sensibilidad se han convertido en el patrimonio más preciado de nuestra empresa, hoy enriquecido por el compromiso de Giuseppe y Raffaella y de todos sus colaboradores. Hay una historia, una tradición, que une a la familia Trabucchi de Illasi con el cultivo de los viñedos, el amor a la naturaleza y la dedicación al prójimo. Son valores confirmados en un compromiso de toda la vida, en la vocación natural de combinar trabajo y compromiso social. En su trabajo, en su enseñanza, en su compromiso como administradores públicos, en sus actividades empresariales, la familia Trabucchi ha orientado constantemente su actividad intelectual hacia los valores más elevados, siempre con la vista puesta en la comunidad. Así, en la producción y transformación de productos agrícolas, la familia ha mantenido la máxima atención al respeto de la salud humana, la salubridad y la belleza del medio ambiente, sabiendo innovar con soluciones capaces de transferir al fruto todas las sustancias contenidas en la tierra. De ahí la decisión de convertir la producción al método ecológico, certificado desde 1993. El vino se encuentra así con el cuerpo y se convierte en fuerza y vigor, en el justo equilibrio.