Mi familia entró en contacto por primera vez con el mundo de la viticultura en 1961, cuando mi padre, Dino Carletti, compró 22 hectáreas de terreno en el municipio de Montepulciano, donde plantó los primeros viñedos especializados de la zona. Lo que impulsó a mi padre a realizar esa inversión fueron razones más del corazón que económicas, dictadas por el deseo de mantener el contacto con los lugares de su infancia y la cultura de su tierra natal. Ese vínculo, más que producir resultados inmediatos en la gestión de la empresa, influyó sobre todo en mis opciones educativas, que me llevaron a Florencia, donde me licencié en agricultura en 1978.
En los años inmediatamente posteriores, ocupé un puesto profesional en una granja del norte de Italia, donde no me dediqué a la viticultura, pero donde pude enriquecer mi formación con una valiosa experiencia. A finales de 1980, en un momento delicado debido a la crisis económica y a la caída del consumo, decidí aceptar el reto y asumí la dirección de mi empresa, instaurando una nueva filosofía de producción más moderna, acorde con mi visión personal de la agricultura. Desde el principio, mi pasión por el arte de "hacer vino" me empujó a enfrentarme a las técnicas más avanzadas en uso en la viticultura y la enología internacionales, creando un diálogo cada vez más estrecho y fructífero con los especialistas del sector y con los compañeros productores de Chianti Classico. Decisiva, en un principio, fue la amistad y la colaboración con el Dr. Carlo Ferrini, mi compañero de estudios en la Universidad, junto con los valiosos consejos del Dr. Maurizio Castelli, un verdadero maestro en mis primeros pasos en el mundo del vino. Pronto me di cuenta de que la renovación de la bodega sólo podía producirse mediante la síntesis de los mejores conocimientos técnicos, el coraje y la creatividad. El resultado de la combinación de estos ingredientes es la nueva viticultura Poliziano, gracias a la cual, desde hace al menos una década, nuestros vinos, rigurosamente basados en el Prugnolo Gentile, han podido adquirir un estilo internacional de gran agradabilidad, manteniendo al mismo tiempo un fuerte vínculo con su territorio de origen.
En los más de veinte años que llevo al frente de mi bodega, nunca se ha tomado una decisión únicamente con la comodidad del análisis de mercado, sino que todas las elecciones se han inspirado en mi gran pasión por la agricultura y en la verdadera emoción de imaginar y teorizar sobre un viñedo, una uva, un vino y, finalmente, verlos realizados tras seguirlos paso a paso durante toda su vida. Todo esto, combinado afortunadamente con la tendencia positiva del consumo de vino, ¡ha contribuido al auge de Azienda Poliziano! De cara al futuro, mi objetivo es consolidar el carácter claramente identificable de mis productos, que nacerán de los nuevos viñedos, y en esta perspectiva llevo a cabo una investigación continua y apasionada, que no cesa de verificar todas las posibilidades de crecimiento cualitativo de mis vinos. Federico Carletti
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