Para hacer buen vino, hay que conocer bien la tierra de la que procede y el cielo que nos gobierna. Esta es la síntesis del pensamiento que se transmite desde hace generaciones en Merotto. Dentro del complejo y fascinante mundo del vino, el vínculo ancestral entre la naturaleza y el hombre conserva y demuestra todo su poder evocador e inspirador a través de la cultura de la viticultura de ladera. La escarpada geometría de las cepas sólo permite el trabajo manual, transmitido de generación en generación como una auténtica religión de la tierra, en la que el respeto, el sacrificio y la dedicación representan los auténticos y profundos valores del saber agrícola. En esto se reconoce Graziano Merotto y con él su larga historia de viticultor apasionado.
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