Desde siempre importante centro comercial, la Valtellina ha unido históricamente Italia con Suiza y con todo el norte de Europa en general. Es un territorio cuyos caminos han sido recorridos a lo largo de los siglos por pueblos y civilizaciones que, con el paso de las décadas, han dejado una aportación que hoy es claramente reconocible a través de sus tradiciones, su cultura y sus productos típicos. En torno al más importante de ellos, el vino, se ha creado una gran comunidad que aún hoy mantiene los mismos procedimientos de producción que antaño, utilizando la que es universalmente reconocida como una de las mejores variedades de uva del mundo, la nebbiolo (aquí llamada chiavennasca). La historia de la bodega comenzó hace más de setenta años, cuando Mamete Prevostini empezó, fue la primera posguerra, a elaborar vino con uvas locales en el interior del Crotto familiar, una típica cavidad natural de Valchiavenna formada en tiempos prehistóricos.
Sin embargo, fue en 1988 cuando el sobrino de Mamete, actual propietario, tomó las riendas del negocio y, tras una serie de pruebas que duraron unos ocho años, firmó su primera y verdadera producción en 1995, convirtiéndose en un proyecto enológico de excepcional valor en el espacio de unos diez años. Hoy en día, todos los vinos se envejecen de forma diferenciada, según reglas no escritas que se renuevan año tras año. Elegancia, finura, potencia para una gran interpretación del Nebbiolo en Valtellina.
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