La Valentina

Fattoria La Valentina se fundó en 1990, en el municipio de Spoltore, en las colinas cercanas a Pescara. En 1994, después de algunos cambios entre los socios, nosotros, Sabatino, Roberto y Andrea Di Properzio, compramos toda la empresa. Entre las viñas y la bodega, comenzó entonces nuestro trabajo en estrecho contacto con la naturaleza. Y con sus frutos. Tras los primeros años de estudio del viñedo de Santa Teresa, la pasión por la búsqueda de la calidad y el deseo de realzar los vinos D.O.C. de Abruzzo se impusieron y se convirtieron en el principal objetivo de la empresa. Empezamos a entender mejor nuestra tierra, cuidándola y respetándola. ¿El resultado? Vinos cualitativamente más sanos y verdaderos. Animados por la certeza de que la verdadera mejora de la calidad debe producirse con un respeto absoluto del equilibrio biológico, temporada tras temporada, hemos aplicado con rigor una filosofía que deja de lado el uso desenfrenado de la química y la tecnología. En resumen, nos hemos propuesto intervenir lo menos posible en los procesos de la naturaleza, compartiendo la idea de que "el requisito previo de la DOC es la huella de la vid en sus uvas". El nuestro es un trabajo que permite a la vid expresarse, garantiza el mantenimiento de la fertilidad de la tierra y contribuye a que las plantas estén sanas para que puedan resistir de forma independiente a enfermedades y parásitos. Los vinos de Fattoria La Valentina son producidos por la naturaleza a través de la singularidad de nuestros terruños, que tratamos de respetar incluso en la botella. Éste es el secreto de su originalidad. El microclima, el suelo unido a cepas bien adaptadas, dan como resultado vinos con un carácter marcado y único. Vinos que hablan de lugares y de cultivos, que nacen de la suma de muchos pequeños detalles y de la pasión que ponemos en ellos cada día. Vinos auténticos. Por eso también La Valentina ha optado al 100% por adherirse a los principios del desarrollo sostenible y considerar el medio ambiente y la sostenibilidad como factores de competitividad. La formación de todos los empleados para que desempeñen sus funciones de forma responsable con el medio ambiente y el seguimiento continuo de la adhesión de la empresa a los principios del desarrollo sostenible, son elementos para mejorar constantemente la política y los resultados sociales y medioambientales de la empresa, que también es nuestra familia.