Pocos viñedos alemanes son más venerados que el histórico "Roter Hang", un pintoresco conjunto de empinadas laderas que se elevan sobre el Rin entre las ciudades de Nackenheim y Nierstein. Su antiguo y especialísimo suelo arcilloso y de pizarra roja y óxido de hierro, conocido como Rotliegend, ha adquirido un carácter casi mítico entre los aficionados al vino. Para seis generaciones de la familia Gunderloch, esta profunda tradición se expresa simple y fácilmente como "hogar". La finca de 28 hectáreas de Rheinhessen y su característica residencia, la Haus am Rothenberg, son la cuna de vinos claros y minerales que reflejan la mezcla única de experiencia e ingenio de la familia. Trabajando principalmente con Riesling, pero cultivando también especialidades regionales como Pinot y Silvaner, cada botella es una expresión de la dedicación de la familia a Rothenberg. Y cada copa refleja la exploración de su carácter: una maravillosa mezcla de equilibrio, potencia y elegancia. Weingut Gunderloch se remonta a 1890, cuando el banquero Carl Gunderloch compró el legendario Nackenheimer Rothenberg. Fue un movimiento valiente, y su espíritu pionero sigue animando la finca hoy en día. Carl Gunderloch no se contentó con hacer vino, sino que lideró la viticultura de calidad en la región y fue un ferviente defensor de la cultura del buen vino. No es de extrañar que su finca se convirtiera en miembro fundador de la actual Verein Deutscher Prädikatsweingüter (VDP), una prestigiosa asociación de los mejores viticultores de Alemania, y una de las cuatro únicas fincas que ha sido miembro durante todo el periodo. El compromiso de Carl Gunderloch de producir Rieslings de categoría mundial a partir de los mejores viñedos clasificados oficialmente se ha transmitido a lo largo de seis generaciones y 130 años.
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