La meta, no muy lejana, son cien hectáreas de viñedos. Dividida en dos cuerpos, la bodega de Ferruccio Deiana tiene su centro de producción en Su Leunaxi, en la campiña de Settimo San Pietro, donde en los años noventa se plantaron las primeras vides y se construyó la bodega, recientemente ampliada y modernizada. La empresa creció y, al cabo de un tiempo, plantó nuevas viñas en la zona de Sibiola, en el campo de Serdiana, a tiro de piedra del edificio principal. "El vino de calidad nace en la viña", nos recuerda siempre Ferruccio Deiana. Se puso especial cuidado en el trabajo de la tierra y se eligieron con esmero las variedades que se iban a plantar. Así pues, las variedades de uva se seleccionaron teniendo en cuenta las características edafológicas de los distintos suelos en los que se plantarían. Las particulares condiciones microclimáticas y la exposición del terreno, que ondula ligeramente el paisaje de este pequeño rincón de Cerdeña, aconsejaron una disposición de plantación de 2,30 por 1,00 y un sistema de conducción en cordón Guyot y espolón. Todas las viñas se riegan con sistemas fijos de riego por goteo. De acuerdo con la tradición sarda, se ha plantado un gran número de olivos a lo largo de los caminos internos de la finca. La bodega, especialmente moderna, permite vinificar las uvas cosechadas con los métodos más avanzados, cuando su madurez es óptima. Todos los procesos de fermentación, maduración y afinamiento son objeto de un seguimiento minucioso y constante, que incluye frecuentes análisis en el bien equipado laboratorio de la empresa. La esposa de Ferruccio Deiana, Mariagrazia Perra, y su hijo Dario colaboran con Ferruccio Deiana, con gran compromiso y considerables aptitudes personales.
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