Quizás sea la altitud entre 750 y 1000 metros sobre el nivel del mar lo que confiere a esta tierra su marcado carácter y temperamento, o quizás sea la variedad de sus suelos compuestos de tiza, arcilla junto con el clima local lo que produce una fruta única. Esta fuerza pasa por el cultivo, la producción, el envejecimiento y se conserva en la botella. Quizá por eso nuestros vinos son como son, con personalidad y alma propias.
"El vino es un arte, si sabes escuchar cuando te habla, te dice cuándo hay que trasegarlo y cuándo necesita reposo. Es como un ser vivo al que hay que entender, cuidar y atender". Don Emilio Moro
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