Al igual que la tierra, el vino es un producto vivo. Arar la tierra, cubrir los cultivos y sembrar son las técnicas que permiten que el terruño se exprese mejor. Las raíces de las vides cavan profundamente en la tierra en busca de los elementos que confieren a las uvas su carácter único. Las parcelas se vinifican por separado para resaltar la diferencia entre los crus y permitir que se mezclen en armonía.